Tuesday, June 13, 2006

"Agu"

El tener platita en el bolsillo me inspiró para faltar al restauran por un par de semanas y liberarme de la escalofriante presencia de la macabra Lily por un tiempo. Además el que mi nuca estuviera de cuatro a siete veces al día en tv abierta me había devuelto la esperanza de hacer algo con mi carrera, entonces decidí llamar a mi agente para que volviera informarme de los distintos castings locales. Fue así como llegué a un casting de pasta dental “que va a estar bien fácil mi niña, porque pidieron sólo actrices, medio día no más de filmación… ay, que bueno que me llamaste! porque como tú ya hiciste un comercial, ya saben que trabajas bien…¿viste? Se lanzó tu carrera!”.
Hacía 25 minutos que estaba sentada esperando a que un gordito que caminaba rajado de un lado a otro con un cuaderno en la mano parara para poder inscribirme, cuando llegó Camila, mi nueva amiga de casting, quien se sentó a mi lado y comenzó a contarme como si hubiéramos llegado juntas, como si nos conociéramos de toda la vida que igual le daba cosa inscribirse, que era primera vez que le tocaba hacer algo como esto en un casting, o sea, en una producción sí, pero en un casting, no. Le pregunté de qué diablos hablaba y dijo “¿no te contó tu agente? Es un casting de actuación y de besos, por eso es tanta plata, te tienes que poner de acuerdo con uno de los actores que llegue para decir un diálogo y al final besarse” Mi primer instinto, antes de pensar si quería hacerlo o no, fue tirar aliento a mi mano y olerlo de inmediato con la nariz. Gracias a Dios no estaba mal. “¿tú lo vas a hacer?” le pregunté a Camila buscando respuesta para mí. “¿sabíh que más? – contestó- si llega un minoco güeno sí, sino, ni cagando… a propósito de cagando, ¿anda con churrete este guatón que va tan apurado?” dijo mientras se plantaba en medio del camino del gordito parándolo en seco. “¡Oye apurado! Inscríbenos” el gordo intentó esquivarla pero Camila ganó: “tu nombre y el de tu amiga… rápido porfa… ya, son el 63 y 64” nos dijo cuando ya estaba caminando rajado de vuelta, con diez personas atrás alegando por qué no los inscribía a ellos también. “Si no hago eso, es decir que estamos esperando para siempre al guatón cul… uuuuuuh, ahí llegó mi pareja”. Miramos a la puerta y ahí estaba: nuestro besador. Alto, trigueño, sonrisa de medio lado y… “oye Agu, vas a tener que hacerlo con dos chicas porque han venido pocos hombres hoy” decía el gordo casi al mismo tiempo que Camila y yo saltábamos de nuestros asientos “¡¡Nosotras!!” Agu se nos acercó canchero, seductor, argentino, nos saludó de beso a cada una y le dijo al gordo “Sí, con ellas” a lo que él respondió “como quieras” antes de seguir con el churrete. Mientras esperábamos, Agu nos contó que era modelo hacia varios años, pero que quería ser actor, para eso llevaba un año con un profesor particular de voz y canto, estudiaba actuación, movimiento e historia del teatro. No estudiaba más porque debía dejar tiempo para trabajar y mandar plata a su madre, “porque cuando no se tiene mujer, lo más importante es la madre ¿no?” declaraciones con las cuales Camila y yo cruzamos miradas y suspiros. Aún no volvíamos del ensueño cuando Agu se levantó de su asiento para ir retocarse un poco pues quedaba poco para nuestro casting. Me miré en los espejos de la salita y le dije a Camila que si el churro Agu lo necesitaba, yo más y partí al baño a darme una manito de gato. Iba subiendo las escaleras, cuando me adelantó una muchacha, se me plantó al frente y me dijo “se ganaron a Agu las perras… vamos a ver” con cara de amenaza, y avanzó hasta encerrarse en el único baño desocupado que quedaba. Mientras esperaba en el pasillo, comencé a sentir un ruido extraño, algo como gutural, muy curioso. Identifique de dónde venía, me aseguré de que nadie me viera y pegue mi ojo a la pequeña ranurita que quedaba entre la puerta misma de ese baño y el muro. Me encontré con un espectáculo de terror. Agu, nuestro besador, el churro argentino, el más guapo, el más bondadoso, el más apetecido y peleado por todas, raspaba su garganta para soltar flema y tragársela y, no contento con eso, se escarbaba la nariz con un entusiasmo de niño de tres años, miraba su cerdo moco y se lo metía a la boca saboreando y diciendo “mmmm”. ¡¡¡¡¡DICIENDO “MMMMM”!!!!!!! Me dio tanto asco que tuve que dejar de ver. Me dio cosa, me dieron ganas de golpearle la puerta y gritarle “Agu, así no se comporta un actor!!” pero en lugar de eso me metí al baño de al lado que se acababa de desocupar, me miré al espejo y pensé en que quizás cuántas veces uno, sin saber, ha posado su higiénicos labios en bocas comemocos, o que no se han lavado los dientes en días, o que minutos antes han lamido otras va… ¡NO!, esta no sería una de esas veces, ¡¡NI CAGANDO!!. Salí corriendo del baño y bajé al primer piso a advertir a Camila. Cuando llegué abajo encontré a la de la escalera y a Camila peleando a Agu que se encontraba medio de las dos diciendo “pónganse de acuerdo ustedes, a mi me gustan las dos”, mientras que la de la escalera replicaba “sí Agu, pero yo beso mejor y además tengo el 59, te puedes ir antes de aquí” a lo que Camila respondía “no hagas el ridículo, Agu decidió apenas llegó, lo va a hacer conmigo – y mirándome agregó- y con ella” a lo que yo respondí, bajo la atónita mirada de Camila, que “gracias Agu, pero en realidad es una escena muy fuerte para mí así que no la voy a hacer” y de inmediato, mientras los tres seguían discutiendo, tome posición a espaldas de Agu y la de la escalera y frente a Camila y comencé a hacerle señas de todo tipo tratando de graficar lo que había visto en el segundo piso, a lo que ella me respondió, primero con disimulada extrañeza, y luego curiosidad, hasta que de pronto, una muchacha que estaba sentada en la parte de atrás y que había visto toda mi mímica, sacó un pañuelo de su cartera y se sonó sonoramente y con cara de “¿entendiste?”, con lo que mi amiga se dio por enterada de la situación y atinó a decir “en realidad, Agu, ella ya ha trabajado contigo antes… no sé… se tienen más confianza…”. La agarré del brazo y salimos del lugar. Esa noche, en un bar amigo, Camila y yo vimos entrar a la de la escalera y venir directamente hacia nosotros. Se nos paró al frente con la misma mirada amenazante de antes y nos dijo “estuvo delicioso” a lo que respondí “no me cabe ninguna duda”.

1 comment:

C+ said...

Hombre = cochino, lo que indica que cualquier presa de hombre que llegues a tocar viene contaminada con algun tipo de secrecion asquerosa. Es el genero, Agu no tiene la culpa. Su unica culpa es llamarse Agu.